Queridos amigos y familiares, se me hace realmente vergonzoso molestarlos por este apremiante motivo, confío en que sabrán entender, y hasta en una de esas, incluso puedan ayudarme.
Se me hace imperioso obtener un certificado de garantía de recuerdos, que certifique de forma fehaciente que los mismos persisten en toda su magnificencia y esplendor, en algún lugar del Alma, más allá de la memoria.
Fue triste observar en mi lo que hasta hace poco creía imposible, pero de lo cual ya no tengo duda alguna: “los recuerdos se alteran, mutan, cambian, y se inventan…”
Comprenderán la desilusión generada y la sorpresa. Mi ingenuidad fue tal durante muchísimo tiempo, que hasta mi mismísima identidad estaba apoyada en ellos.
Esto ha ocasionando un verdadero tambaleo de paredes que me a dejado vagabundo y errante de recuerdos, sin casa a la que pueda llamar hogar. Fue un desalojo doloroso, inesperado; una nueva ruptura sufriente.
La Garantía que necesito, es de Palabra, y conste que no es “solo de palabra” sino “de palabra”. He encontrado varias personas dispuestas a firmarme papeles, prestarme dinero, e incluso regalármelo, pero lo que necesito es “La Palabra”.
La Palabra Vale… este recuerdo es mío… o de otro… no estoy seguro.
Necesito La Garantía que la Palabra Vale.
Necesito una memoria y un par de oídos nuevos…
Necesito poner paredes, puertas y ventanas a tanta Nostalgia.
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