Este tema que da nombre al disco, requirió de un par de tomas bien simples, la idea era diferenciarse de las paredes de sonido de las anteriores canciones, un regreso a las guitarras acústicas, al nylon, madera y al espacio de la habitación.
Podría ser perfectamente mi cuarto o el de Fer en los apartamentos de Euskal Erría 71.
Seguimos siendo esos gurises en el Alma, nos rebelamos ante las canas y arrugas, nos revelamos refulgientes ante la sepia de la memoria que aún nos canta.
Con ustedes, La Balada del Caminante sin mapa.
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