jueves, 18 de septiembre de 2008

Aunque de muy difusa fuente. (Oda de Amor para una gárgola en Notre Dame) Gabriel Araújo.

 Aunque de muy difusa fuente, cuenta la historia que entre los siglos XII y XIII, uno de aquellos bestiarios medievales que recorrían muy comúnmente toda Europa, que eran una especie de enciclopedia fantástica de impresionantes grabados, fue quemado como tantos otros, en una hoguera de las tantas, que por aquellos días servían para volver cenizas, lo que cenizas era...

 Pero en este misterioso libro, y vaya uno a saber por que mágico poder, una de sus imágenes salió rauda y cautelosa, para evitar las miradas de lo purificadores incendiarios, para luego perderse en la memoria oscura del bosque circundante.

 Esta imagen vagó sin cesar todas la noches para reposar en el día, quieta como una piedra. Su única amiga en su itinerario fue la Luna, que siempre supo salvarse de las hogueras por que el mismo Dios la puso lejos de las piras de los hombres.

 Ella, la Luna, siempre acompañó a esta figura en su errático ostracismo, contándose ambas todos sus secretos...

 

 Lentamente, fue creciendo una llama, pero esta vez no de los hombres, sino mágica, la Llama del Amor, y cuenta la historia que para estar más cerca, la imagen subió a la obra humana más cerca del cielo de aquellos tiempos, a la única dama sobre la tierra, que fue, es y será testigo, del romance entre la imagen de piedra y la Luna...

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